Desde Funza, Cundinamarca, Miguel Andrés Villamil Huertas ha demostrado que los sueños no conocen barreras cuando la pasión y la perseverancia se convierten en motor de vida. Estudiante de décimo semestre de Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia - UNAD, Miguel ha transformado los retos de la comunicación en oportunidades para innovar y abrir caminos hacia la inclusión.
(Foto: Miguel Ángel Villamil Huertas reliazando pruebas en su prototipo en visión artificial para reconocimiento del alfabeto)
Desde niño, los videojuegos, los computadores y el universo digital despertaron en él una curiosidad inagotable. Ese entusiasmo lo llevó a soñar con convertirse en ingeniero, un anhelo que hoy se materializa en su formación en la UNAD. Sin embargo, el camino no ha sido sencillo: la dependencia de intérpretes, los términos técnicos en inglés y la complejidad de esquemas o diagramas se convirtieron en obstáculos que lo retaron a buscar soluciones propias.
Fruto de esa experiencia nació su proyecto más ambicioso: un prototipo de herramienta capaz de interpretar el lenguaje de señas en tiempo real, diseñado para mejorar la comunicación entre personas sordomudas y su entorno. Con apoyo de sus docentes y compañeros, Miguel empezó a dar forma a esta propuesta en los últimos semestres de su carrera, empleando programación en Python e inteligencia artificial para traducir movimientos de manos y expresiones faciales en texto o voz.
“Ha sido un trabajo en equipo; gracias a las correcciones y aportes de mis compañeros y profesores, el proyecto ha seguido creciendo”, reconoce Miguel.
Hoy, su visión trasciende las aulas universitarias. Miguel sueña con que su herramienta llegue a instituciones como el Instituto Nacional para Sordos (INSOR), el Ministerio TIC, el DANE, colegios inclusivos y hospitales, donde pueda convertirse en un puente de comunicación efectivo. Su meta es clara: garantizar que las personas sordomudas tengan derecho a comunicarse en igualdad de condiciones.
El prototipo aún se encuentra en fase de pruebas, evaluando su funcionamiento en entornos rurales y urbanos, con y sin conexión a internet. Sin embargo, el compromiso de Miguel con la inclusión y la tecnología lo proyecta como un referente de innovación social.
La UNAD ha sido para él el espacio que le permitió no solo formarse profesionalmente, sino también potenciar su talento y su capacidad de transformar la adversidad en innovación. Su historia confirma que los Talentos Unadistas son protagonistas de cambios que impactan comunidades enteras.