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De la tiza al clic: el poder de la educación virtual
El siglo XXI nos obligó a repensar la forma en que aprendemos. La escuela dejó de ser un espacio limitado por paredes físicas y horarios rígidos, para convertirse en un ecosistema de aprendizaje abierto, dinámico y flexible. Hoy, el internet, las TIC y la educación virtual son mucho más que herramientas: son el nuevo idioma de la enseñanza.
En el artículo “La educación virtual como herramienta de apoyo en la educación presencial”, Jaime Oliveros Lugo, Martha Lucía Fuertes Díaz y Alicia Cristina Silva, docentes e investigadores de la UNAD, nos muestran cómo la virtualidad ha pasado de ser un complemento a convertirse en un pilar indispensable en la educación moderna.
De las clases magistrales al estudiante protagonista
Durante décadas, el modelo educativo giró en torno al profesor como centro del conocimiento. Sin embargo, la virtualidad cambió las reglas: ahora el estudiante se convierte en protagonista de su propio proceso de aprendizaje. Como lo señala la UNESCO, el énfasis ya no está en “dictar clase” sino en facilitar experiencias interactivas que motiven la curiosidad, el pensamiento crítico y la colaboración. Las aulas virtuales con foros, chats, juegos y wikis permiten que la formación deje de ser un monólogo y se convierta en una conversación constante.
Las TIC: un puente para reducir brechas
Las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) no son solo un recurso técnico, son una herramienta social. Permiten que estudiantes en zonas rurales accedan a contenidos de calidad, que se rompan las barreras de tiempo y espacio, y que el aprendizaje sea verdaderamente inclusivo. Esto es clave en países como Colombia, donde la desigualdad en el acceso a la educación ha sido histórica. Gracias a la virtualidad:
- Un estudiante en Pasto puede acceder al mismo contenido que uno en Bogotá.
- Una madre cabeza de hogar puede estudiar en horarios flexibles.
- Una comunidad rural puede formarse sin necesidad de desplazarse largas horas hasta una institución.
La virtualidad, entonces, no solo enseña, también democratiza.
Blended Learning: la fórmula híbrida que potencia el aprendizaje
El artículo resalta la importancia del b-learning o blended learning, un modelo que mezcla la presencialidad con las ventajas de la educación virtual. Este formato logra que:
- El docente oriente y guíe en el aula.
- El estudiante explore, practique y refuerce en el entorno digital.
- El conocimiento se vuelva dinámico y flexible, no limitado a un horario específico.
Ejemplo: un profesor de matemáticas puede explicar una fórmula en clase presencial, pero luego reforzar con videos interactivos y ejercicios en Moodle. El resultado: mayor motivación, más autonomía y mejores resultados en la retención del conocimiento.
Educación virtual y sostenibilidad: aprender cuidando el planeta
Un aspecto innovador del artículo es el vínculo entre educación virtual y responsabilidad ambiental. Al reducir el uso de papel, tinta y recursos físicos, la virtualidad también se convierte en una práctica ecológica. Además, disminuye los desplazamientos, reduciendo la huella de carbono. En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático, la educación virtual también se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente con el ODS 4 (educación de calidad) y el ODS 13 (acción por el clima).
Retos y desafíos de la educación virtual
No todo es color de rosa. Los autores también reconocen varios desafíos:
- Conectividad desigual: no todos los estudiantes tienen acceso a internet estable.
- Capacitación docente: no basta con usar tecnología, hay que saber integrarla pedagógicamente.
- Sobrecarga de información: demasiados recursos sin un diseño pedagógico claro pueden desmotivar.
- Brecha generacional: muchos docentes formados en modelos tradicionales enfrentan resistencia al cambio.
La clave está en comprender que la educación virtual no es “poner contenidos en línea”, sino diseñar experiencias de aprendizaje adaptadas a contextos reales.
La nueva misión docente
En este escenario, el rol del docente cambia radicalmente. Ya no es solo transmisor de contenidos, sino curador de información, facilitador de experiencias y guía en entornos digitales. La plataforma Moodle, por ejemplo, no es solo un repositorio de tareas. Es un espacio donde el profesor puede dinamizar el aprendizaje con debates, cuestionarios, talleres y proyectos colaborativos. El reto es lograr que cada recurso tenga un propósito pedagógico y no sea un simple requisito administrativo.
Educar sin muros
La educación virtual llegó para quedarse. No reemplaza la presencialidad, la potencia. Permite aulas más flexibles, inclusivas, sostenibles y conectadas con la realidad digital de los estudiantes. Como afirman Oliveros, Fuertes y Silva, el aula híbrida es el presente de la educación. La Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD es un ejemplo vivo de cómo la virtualidad y la presencialidad pueden integrarse en un modelo exitoso. Su carácter híbrido y a distancia ha permitido que miles de colombianos, desde las grandes ciudades hasta los rincones más apartados del país, accedan a educación de calidad sin barreras geográficas ni de tiempo. La UNAD ha demostrado que es posible combinar tecnología, innovación pedagógica y compromiso social para formar profesionales competitivos y ciudadanos globales. La pregunta ya no es si adoptamos la virtualidad, sino qué tan preparados estamos para integrarla con sentido pedagógico. Si eres docente, estudiante o líder educativo, reflexiona: ¿cómo estás incorporando la virtualidad en tu proceso de enseñanza-aprendizaje?
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