Un debate que toca la vida de millones

En el mundo del trabajo actual, las palabras flexibilidad laboral suenan con fuerza. Gobiernos, empresas y consultores la promueven como la clave de la productividad y la competitividad. Pero, ¿qué significa realmente para los trabajadores? ¿Es una oportunidad para el empoderamiento y la autonomía, o un disfraz elegante de la precarización? El artículo Desvelando la dualidad de la flexibilidad laboral de Garcés Pulido, Quintero Cataño y Valencia Ortiz, publicado en los Working Papers ECACEN – UNAD, nos invita a mirar más allá de la superficie y a reconocer una dualidad profunda: la flexibilidad laboral puede ser un puente hacia la realización personal, pero también una vía hacia la vulnerabilidad y la inestabilidad.

La promesa de la flexibilidad laboral

En teoría, la flexibilidad laboral busca:

  • Adaptar horarios a las necesidades de los trabajadores.
  • Permitir el teletrabajo y la conciliación vida personal – vida laboral.
  • Favorecer la autonomía en la gestión de tareas.
  • Aumentar la eficiencia y la productividad empresarial.

Desde esta perspectiva, parecería un ganar – ganar: empresas más ágiles y empleados más satisfechos. En un contexto globalizado y digital, donde las tecnologías de información permiten trabajar desde cualquier lugar, la idea resulta atractiva.

Desvelando_la_dualidad_de_la_flexibilidad_laboral_1.jpg

La otra cara de la moneda: precariedad e incertidumbre

Sin embargo, la investigación muestra cómo, en la práctica, esta “flexibilidad” suele traducirse en:

  • Intensificación de las jornadas laborales.
  • Invasión de la vida personal por las demandas del trabajo.
  • Transferencia del riesgo empresarial al trabajador.
  • Inestabilidad contractual y económica.

Lejos de representar libertad, muchas veces significa vivir en la cuerda floja: contratos temporales, falta de seguridad social y ausencia de estabilidad. El concepto de precariado, desarrollado por Standing (2011), cobra fuerza para describir a esta nueva clase de trabajadores que viven entre la incertidumbre y la fragmentación.

Colombia en el espejo de la flexibilidad

El artículo presta especial atención al contexto colombiano, donde las dinámicas globales se entrelazan con realidades locales de desigualdad y desempleo. Aquí, la flexibilidad laboral aparece como estrategia empresarial, pero sus consecuencias van más allá de lo económico: afectan la identidad de los trabajadores, su sentido de comunidad y la cohesión social. Autores como Harvey (2005) y Sennett (1998), citados en el estudio, advierten que la promesa de autonomía puede terminar erosionando los lazos colectivos y debilitando la dignidad laboral. En Colombia, esto se evidencia en fenómenos como la tercerización y los contratos de corta duración, que muchas veces ponen al trabajador en una situación de constante vulnerabilidad.

Teoría y práctica: un choque inevitable

El análisis propone un contraste claro: mientras la teoría neoliberal exalta la flexibilidad como un motor de modernización, la práctica revela una precarización acelerada. El estudio resalta la importancia de repensar las políticas laborales y de gestión humana bajo un enfoque ético y humano, en el que la eficiencia no se logre a costa de la dignidad del trabajador. Este debate no es exclusivo de Colombia; atraviesa fronteras y se conecta con transformaciones globales del trabajo en la era del capitalismo cognitivo y la digitalización.

Un llamado a la acción

La conclusión del artículo es contundente: necesitamos reconfigurar las relaciones laborales para que la flexibilidad no sea sinónimo de explotación. Es urgente:

  • Diseñar políticas públicas que protejan al trabajador flexible.
  • Implementar estrategias empresariales que prioricen la dignidad y el bienestar.
  • Promover un diálogo entre academia, empresa y Estado para construir un modelo laboral sostenible y justo.

Este artículo es un aporte clave de la ECACEN – UNAD al debate sobre el futuro del trabajo. Al analizar críticamente la flexibilidad laboral desde una perspectiva académica y social, pone sobre la mesa la necesidad de construir un modelo que equilibre productividad con justicia social. Desde la UNAD, reafirmamos nuestro compromiso en la generación de conocimiento que oriente a empresarios, trabajadores, académicos y tomadores de decisiones hacia un trabajo digno, humano y sostenible.